María Emilia Bravo, Lisa A. Levin, Viviana Alder, Graziella Bozzano, Alejandro D. Buren, Juan Cruz Carbajal, Paola Davila, Brenda L. Doti, Federico D. Esteban, Pedro Flombaum, Diego A. Giberto, Juliana Giménez, Micaela Giorgini, Valeria A. Guinder, Federico M. Ibarbalz, Lucía C. Kahl, María Eugenia Lattuca, Daniel Lauretta, Gustavo A. Lovrich, Mariano I. Martínez, Adriana Menoret, Guido Pastorino, Martha P. Rincón-Díaz, Laura A. Ruiz-Etcheverry, Sebastián E. Sabatini, Ricardo Sahade, Ornella Silvestri, Marcos Tatián, Valeria Teso, Diego G. Urteaga, Eleonora Verón, Sandra M. Vivequin, Chih Lin Wei
2 025
Marine and Fishery Sciences (MAFIS), Vol. 38 Núm. 4 (2025)
Los ecosistemas del mar profundo argentino y su biodiversidad son sensibles a los efectos de la variación climática como el calentamiento, la pérdida de oxígeno y la acidificación oceánica. Esta vulnerabilidad se debe a características particulares como la presencia de especies longevas, con tasas de crecimiento y de reproducción muy lentas, que dependen de hábitats de configuraciones complejas. Como consecuencia, muchos ecosistemas del mar profundo afectados por perturbaciones tienen baja probabilidad de recuperarse, y si lo hicieran, requerirían cientos o miles de años. Este trabajo sintetiza los resultados de un Taller de Especialistas que permitió revisar el estado actual de conocimiento científico y de su aplicación a la gestión del mar profundo argentino, desde un enfoque ecosistémico que contemple la variación climática. El mar profundo de la Argentina abarca profundidades de entre 200 y 6.000 m, lo que representa más del 70% del territorio marítimo nacional, con una superficie aproximada de 4,6 millones de km2. En el fondo marino argentino, la complejidad geomorfológica y oceanográfica indica un alto potencial para sostener una enorme biodiversidad asociada al fondo. Sin embargo, el conocimiento sobre sus ecosistemas y las políticas de gestión ambiental de este vasto territorio argentino han sido limitados y fragmentados, especialmente en lo que respecta a la incorporación de la variable climática. Diseñar políticas efectivas que protejan su biodiversidad y los múltiples beneficios que aporta a la sociedad implica: i) un asesoramiento técnico robusto, para lo cual, es esencial fortalecer el conocimiento científico sobre los ecosistemas del mar profundo argentino y su interacción con la variación climática; y ii) una articulación y colaboración sostenida entre todos los sectores involucrados.
